Salón de belleza damas chinas y el jardin de la señora Murakami

Descripción

Leí por primera vez salón de belleza en puerto Rico.  acababa de publicar mi primera novela, un texto breve y abrasadoramente caribeño.  Al leer la obra de Bellatín,  me di cuenta de inmediato que estaba ante un escritor en donde la escritura se transformaba en un doble movimiento de narración e intervención de lo narrado.  El carácter performático de esta escritura y su definido como monje del estoicismo, un predicador de la verdad que encierra en sí la muerte y el declive. Ahora bien, la narración´por dura que sea,  deja claro que se puede padecer y hasta morir a partir un ejercio de la belleza .  Salón de belleza nos emfrenta a lo fragil al mismo tiempo muestra seres humanos frente a la paradoja  de un mundo en donde cada vez más la experanza es una práctica de la retórica. De ahí en adelnate Mario Bellatín se convirtío en un escritor al que recurría constantemente. Mi primer encuentro con damas chinas se dio precisamente durante un congreso en brown University , donde Bellatin dio una conferencía sobre «él carácter mínimo» de  las historiars que contaba.   Ahí me di cuenta cómo funcionabasu metafísica:  los libros de Mario están hechos no de retazos, si no de hilos adyacentes que forman tejidos individuales en donde la lectura funciona como ente unificador y dador de sentido.    No es meramente un trabajo lúdico o meta-textual, es más bien, la reunión de varios elementos transmutables de hechos (auto) bigráficos,   pero no de la vida propia,  si no de la vida de escritura como si la misma fuese un tablero para las damas o el ajedrez.  En el jardín de la señora Murakami di con un Bellatin que escribía un texto sobre la distancía, no tanto geográfica, si no más bien cultural.  La narración fluye con un tono zen que imita el estilo samurai, es decir, una escritura que en vez de lanzarse avasallante, da siempre un paso atrás en atención  y contenciónc como lector tu ve la sensación de estar frente aun escritor que asumía el reto de beber de la tradición japonesa sin diluirse en detalles nimios y utilizar ese estilo en la manera de contar la historia. Al leer a bellatin, uno descubre que quien escribe no debe nunca renunciar a la inventiva, ni debe sacrificar el carácter creativo de la escritura para salvar la anécdota.