Descripción
La prueba principal de la existencia de Dios, yace en el hecho de que, nada sucede a no ser que algo lo cause. Los filósofos enuncian este principio, diciendo que «cada efecto debe tener una causa».
Si nos remontamos s los orígenes de la evolución del universo físico, digamos que un millón de años, o un billón, o lo que los científicos quieran decir, llegaremos al fin a un punto, en que nos tendremos que decir y preguntar: «oh, estupendo», pero ¿Quién lo puso en marcha?… alguien tuvo que echar a andar las cosas, o no habría universo.
De la nada, nada viene, los niños vienen de sus padres, y las flores de las semillas, pero tiene que haber un punto de partida, ha de haber alguien no hecho por otro, alguien que haya existido siempre, alguien que no tuvo comienzo, ha de haber alguien con poder e inteligencia sin límites, cuya propia naturaleza sea existir.
Ese alguien existe, y es exactamente aquel a quien llamamos Dios, Èl es el que existe por naturaleza propia. La única descripción exacta que podemos dar de Dios, es decir que es «el que es», por eso, la respuesta al niño preguntón es sencillamente: «nadie hizo a Dios, Èl ha existido siempre y siempre existirá.
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