Descripción
Verdadera crítico. En todas las civilizaciones del mundo: las que fueron mucho o poco tiempo imperios o colonias, las actuales potencias o casi detritos y, sin duda, las variantes que vendrán más tarde o más temprano con características similares desiguales, la inmensa mayoría de sus variopintos vecinos son gente descuidada, abrumada o absorbida, por la pedestre persecución del pan de cada día; y además, es de suponer que por ello mismo, apartada de los precisos y preciosos eventos que, a pesar de todo, tozudamente ha conservado la historia convirtiéndolos en modelos para las generaciones subsiguientes.
Pero con la misma certeza en aquella variedad atosigante de circunstancias casi siempre hubo un testigo consciente, un narrador impulsivo, o un bendecido cronógrafo que se constituyó en la espina dorsal del devenir humano. Un alguien que estuvo allí, adónde el destino lo llamaba o donde debió estar simplemente; sus sentidos palpitantes agitaron la percepción de lo sublime sin darle paso a la mediocridad o a la envidia… Y allí, entre seso y mano, quedó plasmada el acta de nacimiento de una obra de arte; la visa y pasaporte de un benéfico virus contra al cual no hay ni habrá medicamentos.
Y esos, no creo que casuales taumaturgos llamados «crítico», viaductos consolidadores del tiempo y el espacio, que tienen mucho de final próximo, de proclamación de cambio, y de juicio, nos han legado el memorial indiscutible que nos permite morar perennemente en el agreste olimpo que nos toca también a los dominicanos.
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