Descripción
A veces, en la calle, te encontrarás con un gato o un perrito perdido y sin hogar. Y a veces, te encontrás con un Rinoceronte. Un de verdad, con todas las letras y todos los kilos. Uno de esos rinocerontes prehistóricos que no entran en la foto, que no están preparados para viajar en la cartera de la dama o en el bolsillo del caballero. Y si lo acariciás y le das un poco de pasto, seguro que enseguida te encariñas y querés adoptarlo. Pero sabé que no es tarea fácil. Primero vas a tener que convencer a tus padres. Y para eso, para charlar en familia, hay que esperar el mejor momento. Mientras tanto, no te queda otra que esconder al rinoceronte. Y aunque no lo creas, esconderse puede ser más fácil que convencer a tus padres de que vos vas a ocuparte de cuidarlo.
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